La
tortuga Matamata es eminentemente acuática y se la reconoce por sus
extremidades de múltiples prominencias en forma de puntas. Es
frecuente encontrarla en zoológicos y hábitats artificiales, debido
a su rápida adaptación al cautiverio. Pese a que transcurre la
mayor parte de su vida en el agua, La Chelus Fimbriatus no es
demasiado hábil para desenvolverse.
Elige
quedarse en zonas de poca profundidad de modo de respirar según su
método de elevar la cabeza por sobre la superficie. Quienes crían
esta especie, preparan piletones midiendo la cantidad de líquido de
acuerdo al largo del cuello del animal.
Una
Matamata puede pesar hasta 14 kg. y medir 50 cm de largo. Los machos
de la especie son un poco más pequeños que las hembras, las cuales
depositan sus huevos en la tierra, acontecimiento que marca para
ellas la única salida del medio líquido.
Los
ríos Amazonas y Orinoco son los que originariamente constituyen el
hogar de las Matamata. El agua dulce y el clima pantanoso y
subtropical favorecen a esta especie a la hora de gestionar el
alimento para subsistir. Si se la somete a cautiverio, debe
procurarse enriquecer el agua con los minerales propios de las
corrientes amazónicas.
La
Matamata es una tortuga con fuertes preferencias carnívoras. Su
alimentación se basa en lombrices e insectos, batracios y reptiles
pequeños, huevos, cangrejos, gusanos, caracoles y peces. Además,
incorpora tallos, raíces, frutos diversos y plantas subacuáticas.
Habituada
a las oscuras aguas del río selvático, la Matamata tiene una vista
muy sensible a la luz. En general, su actividad principal, tanto su
alimentación como las peripecias reproductivas, acontecen por la
noche.
La
búsqueda de nidos para sus huevos llega en la primavera, aunque no a
inicios sino a mediados de la misma, en el mes de noviembre. Como
ocurre con la mayoría de los animales de su especie, el período de
incubación suele ser de 180 a 200 días.
La
temperatura ambiente necesaria para que los huevos prosperen es de
30º. En los huecos de la tierra donde son depositados, es posible
encontrar alrededor de 15 a 30 ejemplares de huevos de Matamata. Una
vez nacidos, los jóvenes se introducen en el río para comenzar la
maduración.
Los
expertos zoólogos realizan un tratamiento especial en el agua con
vistas a garantizar a la Matamata la calidad de vida en cautiverio.
Primero efectúan un filtrado para procurar una mínima presencia de
nitrato y la proporción justa de acidez. También se agregan
derivados de árboles, principalmente del robles, ya que sus hojas
contienen el PH que la Matamata necesita para su equilibrio vital.
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